El Alzheimer es una enfermedad de tipo neurodegenerativo y es el tipo principal de
demencia. Específicamente es un trastorno neurológico progresivo que produce
atrofia en el cerebro y provoca que las neuronas cerebrales mueran, suponiendo la
pérdida de las capacidades cognitivas de la persona que la padece así como
alteraciones de conducta y del estado de ánimo.
El término demencia es más genérico, no se refiere a una enfermedad en específico,
sino a un amplio conjunto de síntomas que alteran la capacidad cognitiva y funcional
de una persona. La enfermedad de Alzheimer se caracteriza por causar síntomas de
demencia, que se agravan a medida que la enfermedad avanza. Algunos de los
síntomas más comunes de la demencia son el deterioro de la memoria, alteraciones
en el lenguaje y en la capacidad de razonamiento, déficit en la capacidad atencional
y la concentración, síntomas que suelen venir acompañados de cambios en el comportamiento de la persona afectada.
Es importante distinguir entre demencia y la enfermedad de Alzheimer, ya que la demencia se refiere a un conjunto de síntomas y no a una enfermedad específica, mientras que el Alzheimer es un tipo específico de demencia y la causa más común de la misma. Un diagnóstico temprano es fundamental para el manejo y tratamiento adecuado de ambas condiciones, por lo que es importante estar alerta a los cambios en la conducta y en la capacidad cognitiva de las personas mayores y acudir a un especialista en neurología para una evaluación adecuada si hay sospechas de que se pueda estar padeciendo demencia o Alzheimer.