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En los últimos tiempos y ante la elevada incidencia de enfermedades
neurodegenerativas aumenta la preocupación no tan solo de amortiguar el impacto
de los síntomas sino también en detectar y frenar la aparición de los mismos, con la
misión ir un paso por delante de la enfermedad. Al mismo tiempo que se asocian
factores diversos que favorecerían la aparición de una demencia también se
reconocen factores relacionados con un estilo de vida saludable que protegen el
organismo y ayudarían a prevenir la aparición de enfermedades neurodegenerativas.
Se considera que la práctica regular de ejercicio de forma de tipo cardiovascular
(caminar, correr, natación, etc.) aumenta el riego sanguíneo en nuestro cerebro,
previniendo de manera determinante las enfermedades neurodegenerativas.
Mantener la mente activa reduce el riesgo de padecer deterioro cognitivo así como
ayuda a mantener la memoria influyendo positivamente en el desempeño de las
actividades básicas de la vida diaria.

Está demostrado que mantener una correcta higiene del sueño favorece la salud
mental, así que un correcto descanso podría prevenir la aparición del deterioro
cognitivo.

Fomentar una dieta rica en un surtido de alimentos saludables y equilibrados resulta
muy beneficioso para la salud de nuestro sistema vascular, corazón y cerebro, siendo
la dieta de tipo mediterránea la más recomendada para prevenir las diferentes
enfermedades cardiovasculares y ayudar a reducir el riesgo de padecer una
enfermedad neurodegenerativa.

Mantener una vida social activa, además de disminuir la probabilidad de padecer
depresión o ansiedad evitando así un posible aislamiento social y -según algunos
expertos- favorecería la llamada reserva cognitiva, es decir, la habilidad del cerebro
para tolerar o compensar mejor los efectos de la patología asociada a una
demencia.

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